VIVIENDO
- Diario de una ACTRIZ by La Mori.
- 8 ene 2021
- 4 Min. de lectura

Tengo una reciente obsesión por la literatura de Murakami, pero sobre todo por conocerlo. ¿Podemos conocer a alguien a través de su arte? O mejor no hacernos expectativas y recibir lo que es, tal como es. En el caso de Murakami, valerme de la objetividad de sus obras. Cuando lo leo escucho a Sakamoto como todos los días. Siempre tengo la necesidad de escucharlo. Su música me transporta, por chiflado que suene, a mí misma. Y a raíz de la lectura me he estado preguntando últimamente ¿sé quién soy realmente? Después de leer “Sputnik mi amor”, he llegado a la conclusión de que no sabemos realmente quienes somos, sobre todo cuando afirmamos con mucha seguridad nuestros defectos y nuestras virtudes, muy dentro de nosotros sabemos que somos también lo contrario de lo que decimos. Creo que somos una mentira bien interpretada y creo que es por una necesidad de afirmarnos, de creer que por lo menos sabemos quiénes somos. En este mundo tan competitivo, se vería terrible que encima de no saber tantas cosas uno dijera: ¡ah! Claro, tampoco sé quién soy. La gente definitivamente no confiaría en una persona así. La gente desea líderes, gente capaz, gente con seguridad. Tal vez porque la mayoría está perdido y necesita confirmarse en el otro, esos modelos de “personalidad”, y ya que la mayoría carece de una, trata de inventarse otra o tal vez tomar prestada una que le guste hasta que se canse o lo descubran. Pero acaso está mal no saber quiénes somos o mejor dicho pensar que no hay una certeza de quienes somos realmente. Y claro, entonces, creemos que tenemos que satisfacer las expectativas de los otros. Esto me ha impactado de una manera muy fuerte. Y todos los días intento sacar esa mugre de mi ser. Se ha implantado en mí como una marca tatuada, difícil de quitar. No solo es el pensamiento, es la acción. Todos deberíamos ser claros en querer satisfacer solo nuestras necesidades y expectativas. Acaso todos los que caminan por las calles saben cuál es el sentido de su vida. Parecerá tonto preguntar eso, pero viven como en un coma crónico. La misma rutina de todos los días, sagrada y rigurosa. Y mientras tanto, aquel sentido es la clave del acertijo que se llama VIDA.



Y es en el camino de respirar, sentir y vivir, que descubrí, jugando a las escondidas con mi hijo, que evito el conflicto interno entre el ser o no ser, así que solo es cuestión de contar hasta 10 y descubrir dónde se esconde el peque y siempre sé que está acurrucado en mi ser, bien impregnado en mi piel por eso me arrebata de amor. Me gusta bailar todos los días, mi centro vital se despierta y activa mi universo creativo. Me gusta salir en la bicicleta escuchando una antología de música que me transporte a todos lados pero sobre todo que me traiga de vuelta a mí. Me gusta escribir y en el camino inventar historias que no son más que reflejo de universos paralelos. Me gusta sentir el aire de las cinco de la tarde y justo en ese momento recibir una sonrisa tranquila. Me gusta abrazar y ser abrazada. Me gusta cantar a todo pulmón y convertirme en la intérprete. Me gusta ver cómo cae el agua por mis piernas y mi ombligo cuando tomo una ducha. Me gusta leer y descubrir, sentir y crear. Me gusta enamorarme de la flor, los arboles, las montañas. Me gusta ver a mi madre sonreír y sostenerme en mi abuela cuando mis lágrimas quieren correr a toda prisa y desahogarme. Me gusta observar el cielo. Me gusta respirar el día y la noche. Y me gusto. Algo de sentido deben tener todas estas actividades que solo hacen florecer la vida mía. Entonces no tengo idea quién soy todavía, hacia dónde voy o cuales son mis expectativas en este preciso momento; pero de lo que no tengo duda es que voy al timón, conduciendo, hacía adelante y por tonto que parezca, la vida es una resolución en este momento de disfrutar paso a paso. Entonces, no quiero caer en la mentira, y esta sociedad a veces es tan cruel y violenta que te repite a cada rato lo que creen que deberíamos ser.

Uno puede ser y estar dónde quiera, con expectativas o sin ellas. Puedes llegar como el alquimista que sabe perfectamente sobre la piedra filosofal o puedes llegar con el simple presentimiento de vivir. Los caminos de todas maneras se bifurcan de modo que la aventura sea el recorrido más no el llegar. Puedes intentar mil cosas, investigar y probar. Experimentar. Salir. Correr. Gritar. Puedes caer y pasar la noche oscura pero hasta esa oscuridad tiene luz y es hermosa, porque viene de ti. Puedes ser quién quieras ser. Pero también puedes aceptarte y no juzgarte. Intentarlo mil veces, ojo, dije mil veces. Y fracasar que solo es aprender. Y en todo eso hay sentido, porque significa que estás VIVIENDO. Todos llevamos un poder infinito dentro de nosotros, como no ser el imán de cosas poderosas entonces? Lo sabes. Lo sé. Solo hay que VIVIR.
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