AMOR POR EL MAR
- Diario de una ACTRIZ by La Mori.
- 10 feb 2021
- 2 Min. de lectura

Veo el mar a lo lejos. Los colores van cambiando poco a poco. Recuerdo las tardes en el tercer piso de su casa. Una vista extraordinaria. Un sentimiento perdurable. Mis ojos clavados en la incertidumbre pero estoy tranquila. Estoy respirando el mar. Siento los colores atravesando mi existencia. No recuerdo mucho sus caricias pero presumo que estaba más necesitado de amor que yo. Tuve momentos inolvidables, los que el mar me regaló. Qué irónica esta vida. Uno va al encuentro con uno de esos amores desconocidos y te vas enamorando de ti mismo. El mar no deja de mirarme y hasta me ruboriza con cada puesta de sol.

La brisa del atardecer no deja de tocarme más que el amante. Una supuesta cita terminó siendo un amor secreto entre el mar y yo, para luego sentirme tan repleta de todo, tan atraída por la belleza, la alegría, el éxtasis. Recuerdo aquella tarde en su casa, fue la única vez que sentí su mirada entrando a mi mundo, o al menos queriendo intentar adentrarse. Sentí sus manos tocando mis formas. El sudor brotando de las paredes. Nosotros nos respiramos por un espacio de tiempo, un pedacito. Recuerdo sus besos, el temblaba al besarme. Mantenía los ojos cerrados como la muestra más concreta de su compromiso y al mismo tiempo un hombre me revelaba que jamás había besado a una mujer.

Podía besarme por mucho tiempo, él recién intentaba saber cómo era eso de los besos. Yo hubiera deseado más abrazos y miradas. Caricias y Estaciones. Tal vez desnudarnos sin miedos no con la premonición de asustarnos de nosotros mismos. Quizá porque muchas relaciones son eso, premoniciones de la mentira. Pedimos abrir el corazón sin embargo somos incapaces de soltar una palabra amable, un abrazo, una caricia aunque fuera tímida; y exigimos abrir nuestro corazón, pareciera que hacemos terapia por algo en lo que somos impotentes. Tu pasado pesaba más y tus contradicciones confundieron las posiciones.

Si arriba o abajo, mejor de costado, qué te parece así, etc. No tengo idea cómo es esto de las relaciones. Supongo que deben ser de materia espontánea, de una alta sensibilidad o cómo diría mi buen amigo Alejo – Siempre se aprende. En definitiva no pude darle a este hombre esa forma metafórica de amor y como sarcasmo de tarde calurosa, viene el mar a decirme de mil formas simbólicas que nos amamos.
Siete mañanas bañándonos desnudos por horas. Siete tardes tomando vino o chela junto a Murakami y sobre tus aguas, acariciando mis piernas sobre la orilla. Impactada por los colores espectrales de tus atardeceres. Y siete noches acurrucada en tu murmullo. El sonido del mar, es para mí el sonido del amor. De nuestro amor. De camino a casa, recordé que iba a una cita con uno de esos amores desconocidos pero la nostalgia era por ti, y aún ahora siento la brisa, el mar sobre mis pies, los colores espectrales y te haces nuevamente en mí. Mi entrañable mar.

Comentarios