MI BELLA MORI
- Diario de una ACTRIZ by La Mori.
- 14 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 ene 2021
MUJER ERRÁTICA. ESPONTÁNEA. INCIERTA. NADA CONVENCIONAL. AMANTE ♥

Hubo un tiempo atrás que ser joven parecía estar de pie, frente a cualquier reto y, aunque el reto fuera alto, yo no encontraba un no para no acelerar e ir por todo. Cuando supe que iba a ser mamá mi rostro dibujó una sonrisa llenita de emoción y esperanza. A qué. No sé. Solo tenía mariposas en el estómago y contemplaba todo como si estuviera estúpidamente enamorada del todo. Dos meses después supe que iba a ser madre y padre. Nunca he hablado de este tema abiertamente, tal vez no estaba preparada. Y por más que todos te digan: te equivocaste; en el fondo yo creí en alguien. ¿Está mal creer en las personas? ¿Debemos ir por el mundo desconfiando de todos, incluso de los más cercanos, con los que te tomas un café desinteresadamente, o con los que intercambias confidencias o peor aún de los que decimos "son nuestra familia", o con los que dormimos y amanecemos creyendo que estamos construyendo algo? Y todos te dirán, SÍ, desconfía, porque estos personajes se han multiplicado con el paso del tiempo y están donde menos lo creas, aún así ser mamá y papá me ha dado grandes y gratas sorpresas. Me ha hecho más valiente y al mismo tiempo suave, vulnerable y sensible.


La primera imagen de mi amor, fue un punto diminuto, un punto de amor latiendo dentro de mi ser. Tuve los 9 meses más cálidos y tranquilos. Mis ojos estaban bellos, mi piel como bebé, mi corazón raramente se hacía fuerte y al mismo tiempo sollozaba por todo y por todos. La primera vez que nos vimos a los ojos me enamoré para siempre y es el amor más penetrante, aterrador, maravilloso y romántico que haya vivido.
No voy a negar que al llegar la noche me preguntaba: ¿será así siempre? Abrazo a mi hijo, lo escucho, nos reímos, le enseño, él me enseña mucho más. Compartimos. Caminamos. Seguimos adelante y… al llegar la noche, cuando su sueño inunda mi pensamiento, solo contemplo a ese pequeñito que me ha robado todo, respiro y unas cuantas lágrimas asoman por las mejillas de mamá. No creo ser la única llorona. Y es porque creo que todo aquel que ha asumido grandes responsabilidades en la vida, ya sea un hijo, un padre, un sueño, un hermano, una empresa; pues saben de lo que hablo y lo que se siente estar haciéndolo bien, muy bien diría yo.


Entonces pasan los años y como sin darme cuenta veo a esa joven frente al espejo y noto que olvidé un poco cuidarla, escucharla, reír como antes con ella, sacarla a pasear, decirle por las mañanas: te ves linda. Darle una caricia, mimarla y estar ahí, presente.
No creo ni por un minuto que lo que atravesamos por la vida sean actos para sentirnos víctimas. En muchos casos son nuestras elecciones, casi en todas, decidimos. Tomamos un camino y lo atravesamos. Yo veo esos caminos como aprendizaje, para crecer, para evolucionar y para seguir creyendo y amando.
Una mañana mi pequeño me dijo: "Mami, te ves linda como una princesa", el amor de mi vida; me lo dijo una mañana cualquiera, y esa mañana me miré de nuevo al espejo y me hice un cariño, tomé fotos de la mamá que soy ahora. Sin temor a verme, a reencontrarme después de tres años con aquella joven y, noté algo agradable, estoy cambiando. Recién después de tres años mis huesos han vuelto a su lugar pero algo se ha movido para siempre y sigue transformándome. Mis ojos no son los mismos y mi ombligo se ocultó, tal vez para siempre. Mis senos han crecido para luego permanecer pequeños, mi cabello comenzó a ponerse blanco rápidamente; pero hay algo más… las mañanas no son más un sacrificio, y no hay soledad en la que no se escuché sus risas o su llanto. He tomado en serio mis sueños y he comenzado a ir por ellos, tomando de la mano a mi pequeño y no hay día que un hombrecito me acaricie el alma con delicadeza diciendo: "Te amo mamá".

Comentarios